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Al finalizar la temporada de verano, son muchos los propietarios de piscinas que interrumpen el mantenimiento,
tanto del agua como de las instalaciones, durante varios meses, ignorando las desventajas que esto produce y
pensando quizás solamente en un ahorro de tiempo y dinero.
Algunas de las ventajas son
La piscina se mantiene sin perdidas
El agua se mantiene limpia
Atractiva
Estetica
Bien cuidada
Las paredes se mantienen limpias
la limpieza anual “a fondo” es mucho más
fácil (no solo ahorraremos mano de obra sino en los productos para la limpieza)
Los accesorios se mantendrán en un buen
estado operativo
En el caso de piscinas no pintadas (de
plástico o revestidas de azulejos o venecitas
El agua puede mantenerse durante años sin
necesidades de cambiarla
Los tratamientos químicos se reducen en otoño en aproximadamente un 25% y en invierno en un 50%. Existen en el
mercado productos, como las pastillas de triple acción, que, como su nombre lo dice, son TRES EN UNO, ya que el
cloro, alguicida y decantador unificados y bien dosificados optimizan su rendimiento y nos ahorran tiempo y
dedicación a la piscina.
El uso del limpiafondo podrá ser una vez por semana en otoño y una vez cada quince días en invierno.
El filtro podrá ser puesto en funcionamiento en forma automática para no olvidarnos de su puesta en marcha. Esta
última recomendación sirve para todo el año.
¡No vacíe la pileta!
Cuando termine la temporada, y si su piscina no cuenta con climatizador, no la vacíe, manténgala llena de agua y
siga con el tratamiento de limpieza de rutina. Los gastos que esto implica disminuyen sensiblemente al no
ingresar a la misma personas, que somos quienes aportamos elementos orgánicos al natatorio (sudor, etc.) y se
reducen enormemente con el descenso de la temperatura ya que el agua no se evapora como en plena temporada
veraniega.
Todavía existe la costumbre, bastante difundida pero totalmente equivocada, de vaciar la pileta de manera
parcial o total, o mantenerla llena y dejar que el agua se ponga “verde”.
El criterio equivocado es “para que gastar en mantenimiento y tratamiento del agua si, al llegar la próxima
temporada de piscina, habrá que vaciarla y limpiarla para pintar o para llenarla de nuevo”.
Esta nota apunta a aclarar las causas por las que conviene mantener una piscina durante el invierno.
Con esta finalidad, veamos qué ocurre en una piscina durante el invierno en ausencia de mantenimiento.
Se ha decidido vaciar la piscina parcial
o totalmente hasta la próxima temporada, cometió un doble error: por un lado al reducir la presión que ejerce
el agua contra las paredes de la piscina, se producen tensiones que pueden causar rajaduras, perdidas; y hasta
moverse el vaso de su lugar. Por otro lado, tanto las paredes de
mampostería como las recubiertas de azulejos sufren deterioros por las diferencias de temperatura.
Contracciones y dilataciones continuas y normales del material pueden provocar fisuras en las juntas de los
azulejos y rajaduras en las paredes de la piscina, junto con la destrucción de la película de pintura. No hay
forma de evitar estos inconvenientes.
El agua restante en la piscina “se pone
verde”, es decir se descompone y actúa como trampa para insectos, ranas, babosas y tierras, lo cual, junto con
la caída de hojas, va formando un foco de infección que es cultivo para algas, hongos bacterias, y demás micro
y macroorganismos.
El aspecto de las piscinas con el agua
residual “verde” queda antiestético e implica una evidente falta de cuidado y limpieza.
El peligro de caerse a una piscina vacía
o parcialmente vacía es muchísimo mayor y las consecuencias peores que en una caída en una piscina llena.
El “agua verde” residual dificulta las
tareas de limpieza ya que las plantas (algas), los microorganismos y los productos de descomposición de los
mismos penetran los poros en la superficie de las paredes, transformándose en un gran foco de infección aún
cuando se pinte encima de la pared o cuando se llena de nuevo con agua.
Esto ocurre en todas las piscinas, fuere cual fuere el sistema constructivo. Aún las superficies lisas, como
las piscinas revestidas con pequeños azulejos o venecitas, presentan grandes poros en las juntas; inclusive en
la superficie lisa de una piscina de poliéster (plástico) se pueden formar grandes poros debido a
incrustaciones de
algas y microorganismos.
Las algas son capaces de elaborar su
propio alimento a partir del anhídrido carbónico, nitrógeno y fósforo presentes en el agua, además de
necesitar la luz del sol para crecer. Cuando hay un gran desarrollo de algas puede haber también un contenido
de oxigeno disuelto en el agua superior a lo normal, lo que constituye un factor muy importante en el proceso
de corrosión y provoca el deterioro de los materiales.
Las algas se fijan fuertemente a las
superficies y, previo a la puesta en servicio de la piscina al inicio de la próxima temporada, será necesario
removerla utilizando métodos químicos y mecánicos extremos y laboriosos (ácido clorhidrico, mucho cepillado,
etc.).
A medida que las algas se van
reproduciendo penetran en los pequeños poros o grietas que pudieran existir (en rigor, siempre existen),
deteriorando aún más las superficies.
Los hongos surgen de esporas que se
encuentran en el aire y en el agua y requieren determinados nutrientes para su crecimiento. Por lo general,
son filamentosos y enlazan bacterias y otros depósitos orgánicos armando fango.
Ciertas bacterias son capaces de
transformar (reducir) los sulfatos presentes en el agua en sulfuros, los cuales reaccionan formando sulfuro de
hidrógeno. Este, a su vez, reacciona con el oxígeno del aire formando ácido sulfúrico, que ataca a la
mampostería formando sulfato de calcio.
Si el pH está debajo de 7,2, el agua es
corrosiva. Por encima de 7,6 es incrustante (deposición de sales de calcio y magnesio). Para remover las
incrustaciones se requiere el uso de ácidos fuertes (clorhídrico o fosfórico), que pueden dañar las
superficies e instalaciones.
El agua de lluvia, si bien no incorpora
sales, arrastra microorganismos y compuestos de nitrógeno presentes en la atmósfera. El nitrógeno sirve de
alimento para las algas. Al mismo tiempo, el pH del agua tiende a aumentar ligeramente (esto depende de la
alcalinidad). Y a consecuencia de todo esto, es mayor el crecimiento de algas.
Las bombas, las válvulas, las cañerías el
filtro, el medio filtrante, el skimmer, el limpia fondo y todo accesorio en general sufre si no se lo usa aun
en forma ocasional. Esto se debe a las incrustaciones que se forman con mayor facilidad en agua estancada (es
imposible vaciar del todo los conductos por donde circula el agua de la piscina), a los efectos de la
oxidación y demás resultantes de la falta de uso.
El agua debe conservarse, “rehusarse”, no
malgastarse y no debe ser desagotada en la vía pública. En nuestro país no tenemos la cultura de cuidar el
agua, pero debemos comenzar con la costumbre del cuidado del vital elemento, Las razones son más que obvias:
debemos contribuir a la conservación de los recursos hídricos, igual que todos los habitantes del país y del
planeta Tierra.
Por último: ¡Mantenga llena y limpia su
pileta!
Al terminar la temporada de verano, se recomienda mantener la pileta llena de agua, evitando así todos los
inconvenientes ya indicados.
Ni INAGUA ni su personal serán responsables del mal uso de esta información, negligencia en su aplicación, mala interpretación o uso indebido de ésta. La seguridad y actos del usuario son responsabilidad directa del mismo.
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